PROPAGANDE D'ENRIQUE DE TRASTÁMARA

Don Enrique, por la gracia de Dios rey de Castilla... y señor de Molina, al consejo y a los alcaldes  y hombres buenos de la villa de Cuevasrubias, salud y gracia, como aquellos a quien mucho amamos y en quien mucho confiamos.


Os hacemos saber que sentimos la destrucción de los reinos y las tierras que ahora están bajo nuestro señorío, que aquel tirano malo y enemigo de Dios y de la su santa Madre Iglesia causó y causaba en ellos continuadamente, acrecentando siempre en maldad y en crueldad, destruyendo las iglesias y los ...de ellas, matando y empobreciendo a los hidalgos (nobles) y desterrándolos y convirtiéndolos en siervos, y echando los ciudadanos y a los labradores de toda la tierra, y acrecentando y enriqueciendo a los moros y a los judíos y ennobleciéndolos y perjudicando a la fe católica de nuestro Señor Jesucristo, nos vimos obligados a acudir a sacar y a librar estos reinos de tanta opresión y de tanto desafuero y de tanta cautividad, y poner a todos y a cada uno en su grado y en su estado y en sus libertades [...]nos quiso ayudar para que pudiésemos cumplir esto; y desde que entramos en el reino de Castilla nos recibieron como rey y señor todos los habitantes de Castilla y los condes y los ricos hombres y otros capitanes de gran poder que están con nosotros; y conquistamos y ganamos el territorio hasta la muy noble ciudad de Burgos, cabeza de Castilla y nuestra capital, donde aquel malo enemigo de Dios y de los reinos no se atrevió a esperarnos, sino que huyó antes y de noche [...]. Y después que allí fuimos, vinieron y vienen cada día a nosotros muchos caballeros e hidalgos y atendemos de cada día a muchos caballeros e hidalgos y atendemos cada día a prelados y mensajeros de ciudades y villas que nos vienen a decir que se unen a nosotros. Porque os ordenamos que inmediatamente nos enviéis vuestros procuradores con poder suficiente para reconocernos como rey y como señor y hacernos pleitesía y homenaje. Así como es debido, con los prelados y los otros señores que están con nosotros, y la muy noble ciudad de Burgos, cabeza de Castilla, lo hicieron en todos los otros lugares por los que pasamos. Y estad seguros de que os garantizaremos todos los privilegios y libertades y usos y costumbres y mercedes que tuvisteis hasta ahora en los buenos tiempos del rey don Alfonso, nuestro padre, y de los otros reyes nuestros predecesores de los que descendemos, y tenemos intención de daros otras muchas gracias que con razón debemos daros [...] Dada en la muy noble ciudad de Burgos, primero día de Abril, era de mil y cuatrocientos y cuatro años.


Yo García Lopes, escribano público de dicho señor el rey en la su corte y en todos los sus reinos, la escribí por su mandado.

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